La Maison de verre (VI)_SERGIO BARAGAÑO / EDUARDO ALMALÉ

En esta ocasión intervienen Sergio Baragaño (baragaño architects) y Eduardo Almalé.

De Loustal_maison de verre

Sergio Baragaño_»Nouvelle Vague».

La portada de Le Monde mostraba la recepción del matrimonio Dalsace para presentar su nueva vivienda en sociedad. Había sido un éxito, la imagen recogía, el diálogo alrededor de un piano y una botella de vino cuando la noche agonizaba, en el salón-biblioteca de la Maison de Verre, obra de Pierre Chareau, Bernard y Dalbet.
La fiesta, celebraba el final de una compleja obra de más de cuatro años y reunía varias generaciones de La Bohème parisina e invitados extranjeros, venidos de lugares y momentos históricos diversos. Una escalera ligera, con aspecto industrial, conectaba directamente con el primer nivel, mientras caía el sol, en el distinguido barrio de Saint-Germain.
Cartier Bresson, amigo de Chareau, capturaba el momento. Nouvel y Perrault, de riguroso negro, se dejaban ver, junto a Laetitia Casta. Sert y su mujer, charlaban con Miró y Le Corbusier, que habían sido los padrinos de su boda. Cortázar, firmaba ejemplares de Rayuela, mientras Alberti recitaba. Gaultier, YSL y Channel, esperaban a un John Galiano, que nunca llegó. Napoleón con Josefina y Sarkozy junto a Carla, caminaban tras La Libertad guiando al pueblo, de Delacroix. Fignon y Lemond de riguroso amarillo, junto a Piano y Rogers, llegaban en bicicleta desde el Pompidou, saludando a Los Eames que tras un largo viaje, aparcaban su sidecar.
Niemeyer exiliado, besaba a Aino Aalto y bromeaba con Alvar sobre el último CIAM. Una bella Jane Birkin cantaba Je t´aime al oído de Gaingsbourg. Depardieu, brindaba con vodka por su reciente nacionalidad. Boudellaire ejercía de Flâneur, mientras Astérix y Obelix, se ocupaban de la bebida, con ayuda de Paul Bocuse. Vanesa Paradise y Lenny Kravitz, cantaban en un improvisado escenario.
Scott y Venturi, recién llegados de Las Vegas, charlaban con Rem Koolhas. Pei, tampoco faltó a la cita. Kundera y Kieślowski, discutían sobre la Insoportable Levedad del Ser, mientras Juliete Binoche, de blanco , azul y rojo, escuchaba admirada. Sonaba Midnight City, de M83, Zidane y Platini, bailaban como antaño hacían con la pelota, observados por Rafa Nadal, que celebraba un nuevo Roland Garros. Picasso, reía junto a Woody Allen, quien abrazado a Soon Yi, le explicaba el guión de Midnight in Paris.
Dominique A al piano cantaba Inmortels. Al final de la escapada, Seberg y Belmondo, se besaban junto a la gran pared de bloques de vidrio translúcido, amanecía en la ciudad de la luz. Godard reía.
Je ne t’ai jamais dit
Mais nous sommes immortels …

Götting_maison de verre

Eduardo Almalé

En la claridad, bajo una luz abstracta y pura, el matrimonio Dalsace conversa tras atender a sus invitados.

A: No acabo de comprenderles…

J: Cariño, no te alteres.

A: Necesito descansar unos minutos, sin embargo…

J: Dentro de unos meses nadie hablará de esta casa.

A: Quizás tengas razón…

J: Ani ¿Te apetece otra copa de vino?

A: Sí, tomemos otra copa de vino, Jean.

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